Dile a Marie que la quiero | Jacinto Rey

Dile a Marie que la quiero de Jacinto Rey

Suma de letras

400 páginas

"Mathilde ayudó a su vecina a incorporarse. Partió el pan en pequeños pedazos y los introdujo lentamente en la boca de la mujer. En medio de la barbarie, eran los pequeños gestos de humanidad los que marcaban la diferencia. Aquella era la única batalla que Mathilde todavía podía luchar. Y no estaba dispuesta a concederle a los nazis la victoria."

MI OPINIÓN

La Segunda guerra mundial es uno de los periodos históricos que me parecen más interesantes literariamente hablando. Son tales las barbaries que se cometieron que siempre se aprende algo nuevo, una nueva perspectiva del horror, nuevas historias humanas que nunca dejan de sorprender. Dile a Marie que la quiero es una novela coral en la que a través de la vida de los personajes nos asomamos al horror que supuso este acontecimiento histórico.

La novela comienza en un café. Un tiroteo del que Paul Chevalier consigue escapar, acaba con Mathilde una mujer cuyas últimas palabras supondrán un legado a cargo de Paul. "Dile a Marie que la quiero", ese será el empeño de Paul desde ese momento.

Con este inicio tan potente Jacinto nos devuelve al pasado, concretamente a Berlín, en los años anteriores a la Guerra con el ascenso del partido Nazi al poder. Una joven Mathilde, escritora de cuentos infantiles, hija de un alto mando del gobierno, muy cercano a Hitler, lo tiene todo. Su vida transcurre con facilidad, a punto de casarse con su novio de toda la vida, esta ajena a todas las injusticias que ya esta sufriendo el pueblo judío en los albores del conflicto. Sin embargo, una noche de amigas conoce a Erik,  un actor judío del que se enamorará perdidamente, aun siendo consciente de las limitaciones a las que se deberá enfrentar a partir de ese momento. 

Repudiados por su familia, Mathilde y Erik tienen que empezar a huir por una Europa cada vez más tensa y convulsa, acabando en Francia junto a su hija recién nacida, Marie, tratando de sobrevivir a los horrores que les rodean. Y las cosas comienzan a complicarse...

Por otro lado tenemos  a Paul Chevalier un joven que vive en la Provenza cultivando lavanda junto a su padre, y que se verá en medio del odio entre dos familias, la suya y la del boche, que lejos de mitigarse, se ha avivado con los años.

Junto a estos personajes principales nos encontramos con un elenco de secundarios importante, no sólo por el número de ellos si no también por el peso específico en la novela. Es a través de ellos como conoceremos esas pequeñas historias que sirvieron de telón de fondo de la Segunda Guerra Mundial, que se libró no solo en las trincheras si no también a través de La resistencia o en el día a día de los ciudadanos de a pie, que se encontraban tan mermados de alimentos básicos que llegaron a mermar su humanidad, planteándose conflictos éticos tales como traicionar a vecinos de toda la vida por cartas de racionamiento. El horror causado de un humano hacia otro.

Los personajes se construyen con breves pinceladas, da la sensación de que sólo conocemos una parte de ellos, de tal manera que el autor nos cuenta sus características principales pero no ahondamos en ellas, podemos saber de la maldad intrínseca de un personaje pero no del fondo de la misma. Eso en mi  opinión es la causa de que a la novela le falte algo de tensión narrativa, o de la ternura que esperaba encontrar.

Por otro lado me ha gustado el realismo con que se han construido los personajes, seres que fallan, que los ves errar con la certeza que te da el tiempo. En muchos momentos recordaba una escena del la película de El pianista en la que está escondido en un piso y por torpeza se le cae una vajilla, revelando su escondite. En ese momento te enfadas con ellos y con su torpeza, por ejemplo de no huir a tiempo y haberse sentido confiados, pero después te das cuenta que no es justo.

En definitiva, Dile a Marie que la quiero es una novela amena, con una prosa sencilla, sin grandes alardes, que nos cuenta a través de una niña perdida en una gran guerra como hilo conductor, pequeñas historias de personajes a los que les falta algo de profundidad para conseguir emocionar pero que por contra están construidos de manera muy realista, tejiendo a través de ellas una historia mucho mayor.

Besos