miércoles, 28 de agosto de 2019

Darien. El Imperio de Sal | C.F. Iggulden


Darien. El Imperio de Sal
Duomo
365 páginas

MI OPINIÓN

En cuanto a la fantasía, suelo ser bastante tradicional, me gusta mucho la fantasía Tolkiniana, si eso existe. Una fantasía con magos, elfos, seres distintos y su propia mitología. De hecho últimamente la echo bastante de menos, por eso de vez en cuando voy intercalando como segundas lecturas, libros de fantasía. Así cayó en mis manos Darien, por un soplo de Inés de La huella de los libros.

Darien es, al parecer, la única ciudad que queda en pie de lo que en su momento fue el esplendoroso Imperio de sal, una ciudad ambientada en nuestra época feudal, gobernada por Johannes, un rey inmaduro y miedoso que no deja de ser la marioneta de quien en realidad gobierna la ciudad, las Doce Familias, el vestigio de la clase noble que conquistó y construyó Darien. No son pocos los que se hallan descontentos ante esta situación, y pronto comenzarán a urdirse planes para asesinar y dejar el trono de Darien libre de un carácter debilitado.

Estamos ante el primer libro de una trilogía del autor de la saga de La Guerra de las dos Rosas, y me ha parecido un libro introductorio, he echado en falta más profundidad en los personajes y en la trama, que me contase más cosas sobre Darien, esa ciudad que tantos secretos parece albergar. Tengo la sensación de que es una novela de iniciación, con la que el autor ha aprovechado para colocar las piezas de ajedrez en el tablero, dejándonos el resto para las sucesivas entregas.

En cuanto a los personajes, se nos presentan a varios con distintos poderes, planteándonos un sistema de magia y fantasía que no es mi favorito, pero reconozco que es interesante, aunque se me haya quedado algo corto, imagino que al igual que con la trama, en sucesivas entregas se nos dará más de todo esto y se nos explicarán muchas cosas que en esta novela tan sólo se han señalado. 

En definitiva, Darien es una novela que gustará a un espectro amplio de lectores, desde luego los que no suelen leer fantasía se pueden aproximar a ella sin miedo, pues quizá sea para los que buscábamos sólo eso a los que se nos haya quedado algo corto. Tiene buen ritmo, la historia avanza con continuidad y nos va mostrando algunas perlas que pueden dar mucho juego, llevándonos a un final que abre ciertas puertas que espero, en los siguientes libros, se crucen.

Besos

lunes, 26 de agosto de 2019

Cranford | Elizabeth Gaskell


Cranford de Elizabeth Gaskell
Alba editorial
290 páginas

MI OPINIÓN

La decisión de la lectura conjunta de Julio con Teresa de Leyendo en el bus me correspondió a mí. Después del clasicón de Crimen y Castigo necesitábamos una lectura más suave y llevadera, más cortita y mucho más feelgood. Me decanté por Cranford, que llevaba en mis estanterías ni lo sé, y me pareció una ocasión perfecta para redimirme.

Cranford fue publicada por primera vez en 1851, concretamente en la revista literaria que dirigía Charles Dickens, Household Words. En un principio se trataba de dos historias, pero después de la buena acogida que tuvieron, la autora decidió dar continuidad a las mismas a través de una novela serializada. Cada uno de los capítulos es una historia individual ambientada en el pueblo de Cranford, un lugar peculiar donde el peso social lo llevan las mujeres. Un conjunto de vecinas, cada una con su propia idiosincrasia, van marcando los tiempos de este pintoresco lugar, donde la vida se mide por las visitas que se van haciendo unas a otras y por las viejas rencillas entre algunas familias.

Podríamos decir que el punto más fuerte de la novela desde luego son sus coloridos personajes que además están llenos de vida. Ello, unido a la narrativa de la autora, hacen de Cranford un libro ideal para adentrarse en la prosa de Gaskell. Elizabeth nos presenta un pequeño pueblo rural inglés, un pueblo bastante pobre, que no ve bien a aquellos que alardean de su riqueza y en el que todos están dispuestos a echarse una mano unos a otros cuando las dificultades arrecian. Cranford son, sin lugar a dudas, sus vecinos.

Los personajes están muy bien construidos, existiendo una gran variedad en los mismos; en pocas páginas la autora consigue hacerlos perfectamente reconocibles, acercándolos al lector a través de las vivencias de su día a día. Mi "problema" con Cranford han sido las expectativas. Quizá por eso,  y por haber cogido cariño a sus personajes, hubiera deseado una novela más al uso. Al cerrar el libro siento que hubiera querido más de ellos. Por otro lado también me esperaba un estilo como el de El libro de la Señorita Buncle, pero, a pesar de que existen momentos con cierto sentido del humor, no los he encontrado tan divertidos como los de Stevenson. Aun así, creo que esta novelita, sabiendo de antemano sus particularidades, es una de las mejores maneras de acercarse a la prosa de su escritora.

Cranford ha sido mi primer acercamiento a Elizabeth Gaskell y. aunque no haya encontrado lo que esperaba encontrar, quiero leer sus novelas largas con las que creo, me sentiré más cómoda. 

Besos


lunes, 19 de agosto de 2019

Todo lo que es sólido se disuelve en el aire | Darragh McKeon


Todo lo que es sólido de disuelve en el aire de Darragh McKeon
Alba
423 páginas

MI OPINIÓN

En plena fiebre de la serie Chernobyl, hoy vengo con la novela Todo lo que es sólido se disuelve en el aire, que utilizando como punto de partida el accidente nuclear, nos cuenta la historia de varias familias y de cómo, ya sea de manera directa o indirecta, se vieron afectadas por el desastre que supuso no sólo el propio accidente en sí, si no la falta de previsión e incompetencia de los dirigentes a la hora de gestionar un drama de ese calibre.

Darragh tardó diez años en escribir esta novela, y, una vez leída, puedo entenderlo, pues utiliza una historia más intimista que crónica de un hecho, que consigue hacernos partícipes del antes y el después que supuso el accidente nuclear en la vida de la ciudadanía rusa sin utilizar en ningún momento el recurso morboso de usar imágenes descarnadas. De una manera sutil nos envuelve en su narración y nos cuenta lo que allí ocurrió.

Grigori es un cirujano reputado, últimamente no está viviendo su mejor momento ya que ha tenido que enfrentarse a la ruptura con su mujer, María, de la que sigue sin entender nada. Por eso tampoco siente estar dejando mucho atrás cuando le llaman para tratar de gestionar un accidente sin precedentes en la historia de la Unión Soviética. Grigori es el personaje que permite entrar al lector en pleno foco de la historia, son sus ojos los que utilizaremos para conocer de primera mano la relevancia de lo que allí ocurrió, así como la falta de medios y táctica que contó la gestión de la tragedia nuclear. 

En pleno campamento de refugiados conocerá a Artiom y su familia, un niño que ha tenido que dejar su granja, en la que han vivido durante generaciones sus seres queridos, pero que se verán obligados a abandonar al hallarse a pocos kilómetros de la central nuclear. Junto a ellos conoceremos el éxodo, la falta de prevención y la miseria a la que se sometió a gran parte de la población. Artiom ha perdido todo, de hecho, ha perdido la esperanza, parece que se quedó junto a la puerta en la que dibujaban años tras año su estatura y la de su hermana, y en la que velaron a su abuela, y que tuvieron que dejar atrás, como símbolo de la pérdida irremediable de multitud de familias.

Por último, y alejados del foco de radiación, nos encontramos con María, la mujer de Gregori, su hermana Alina y su sobrino, una joven promesa del piano que no sabe gestionar ni la suerte que tiene, ni su temperamento. Todos viven en Moscú, donde casi no llegan las noticias y la realidad de lo que se está viviendo en Chernobyl, nadie sabe de la magnitud del problema, ni de los peligros que se están corriendo. Pero la pregunta es ¿querrían saberlo? Una ciudad de trabajadores sometidos a opresión, cuyas libertades son continuamente pisoteadas, pero que a la hora de luchar, el hambre manda, y no son capaces de dar ningún paso, nos hace pensar que no, que no querrían saber porque bastante tienen con sus propios dramas.

Todo lo que es sólido se disuelve en el aire es una novela con una ambientación magnífica, con mucho ritmo a pesar de tratarse una novela bastante intimista, que en ningún momento utiliza imágenes que puedan herir la sensibilidad del que lee, pero quien irremediablemente saldrá tocado de su lectura, en parte por el final tan emotivo con que cuenta. El libro nos enseña al ser humano como lobo, en modo supervivencia, sacando lo peor de cada uno con tal de no perder el trozo de pan que se lleva  a la boca, aunque sólo sea un día más. También nos muestra la esperanza, la oportunidad de cambio y la generosidad, aunque el regusto siga resultando un tanto amargo.

Recomiendo totalmente su lectura.

Besos



lunes, 12 de agosto de 2019

La escapista | Brad Meltzer


La escapista de Brad Meltzer
Planeta 
462 páginas

MI OPINIÓN

Paso épocas, suele coincidir con el verano, en que lo único que me apetece es ver series, un capítulo detrás de otro y leer libros que me prometan horas de entretenimiento puro y duro y que me hagan olvidar por momentos mi alrededor. Eso es lo que buscaba cuando elegí La escapista para acompañarme en la que fue la última ola de calor (por el momento, al parecer) que iba  a sufrir mi ciudad.

Nola Brown es la joven artista en residencia del ejército estadounidense. Su misión es pintar lo que ve para poder documentar las misiones de los destacamentos en los que es destinada. No conocía este puesto del cuerpo militar estadounidense e, investigando, es un cargo de lo más peculiar. Volviendo a la novela, Nola se encarga de recoger la cruda realidad que tienen que vivir los soldados, y, al parecer, lo hace como nadie. Sin embargo también es alguien problemático, incómodo para sus compañeros, una de esas personas con las que es casi imposible tender puentes, incapaz de albergar sentimientos comunes para los demás, resulta un personaje áspero, incluso para mí como lectora. Sólo en contadas ocasiones he sido capaz de sentir conmiseración por Nola, y desde luego no ha sido por la Nola del presente, si no por la pequeña niña que vive aterrada esperando el próximo golpe que la vida le tenga preparado.

Nola viaja en un avión que termina por estrellarse causando la muerte de todos sus ocupantes, entre ellos el mejor amigo del Presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, cuando el cuerpo de la soldado llega a la Base de la Fuerza Aérea de Dover para su reconstrucción, el jefe tanatopractor que debe ocuparse de la misma, Zig, descubre que no es la joven Nola, esa niña que hace veinte años salvó la vida de su hija, sino que quien ocupa la camilla en la que está trabajando es otra mujer. Esto levanta las sospechas del protagonista que empezará una búsqueda de la verdadera Nola mientras trata de desentrañar el misterio del accidente de avión que ha desencadenado todo lo demás.

Zig es un personaje mucho más carismático que Nola, ha sido tocado por la muerte y el infortunio, pero encuentra su consuelo dando la oportunidad a las familias de los soldados de despedir a los suyos de manera decente. Es cierto que en ciertas ocasiones tiene comportamientos ciertamente impulsivos y que pueden resultar inverosímiles, pero cuando alguien en realidad no teme a la muerte, tampoco le teme a las consecuencias de sus actos.

La escapista es un thriller palomitero, quizá con un final que a mi me ha parecido hasta cierto punto previsible, pero que no ha empañado por completo el viaje de su lectura. Puro entretenimiento, ideal para las tardes de piscineo o playa o para los que combaten el calor debajo del aire acondicionado. Abstenerse aquellos que necesiten que todos los giros de la trama sean cien por cien verosímiles o los que no estén dispuestos a "comprar" ciertas licencias en interés de la trama y el ritmo que se recoge en sus páginas.

Besos

lunes, 5 de agosto de 2019

No cerramos en agosto | Eduard Palomares


No cerramos en agosto de Eduard Palomares
Libros del Asteroide
364 páginas

MI OPINIÓN

Jordi Viassolo está contento. En pleno mes de agosto se dirige a las dependencias de Private Eye, una agencia de detectives privados en la que va a pasar el mes de agosto como becario. Es una manera de ir metiendo cabeza en el mundillo de la investigación para el que lleva mucho tiempo preparándose. Sí, el sueldo es ridículo, las condiciones de trabajo penosas y la labor que tiene que realizar está a años luz de su idea soñada. Pero Jordi vive en la Barcelona actual, donde el precarismo en los jóvenes está a la orden del día, así que otros, seguramente, andarán peores que él.

Nuestro protagonista es todo lo contrario a los detectives de novela. No es especialmente inteligente, poco atrevido y tirado para adelante, se pone nervioso con facilidad y le cuesta un mundo echarle cara a la vida; eso sí, tiene una imagen tan anodina que pasa desapercibido, característica necesaria en todo detective privado que se precie. 

El verano de Viassolo se plantea de lo más aburrido, con todo el mundo de vacaciones, excepto el dinosaurio de los detectives de la agencia, Recasens, que le hará compañía en algunos momentos, y con la orden de la jefa de no coger nuevos casos bajo ningún concepto. Sin embargo cuando un hombre aparece en las oficinas desesperado por la desaparición de su esposa, Jordi se lanzará a la piscina y, sorteando todas las prohibiciones, decidirá coger el caso.

No cerramos en agosto es una novela de detectives privados que bebe mucho de las novelas clásicas del género, a la vez que le impone un tono propio muy particular. Un protagonista torpe pero que suple esa inexperiencia con mucha actitud, al que es imposible no cogerle cariño es uno de sus puntos fuertes. Jordi se va metiendo cada vez en más líos, y la manera de moverse en este mundo en el que parece que no encaja, provoca algunos momentos hilarantes, consiguiendo mi carcajada y complicidad. Funcionan también muy bien las pinceladas de denuncia social que, casi de manera soterrada, nos encontramos a lo largo del libro, no resultan en absoluto forzadas, y describen muy bien la realidad social de los jóvenes y, en concreto, de la ciudad de Barcelona en la actualidad.

No hay nada mejor que cerrar un libro con la sensación de no querer despedirte de sus personajes. Ojalá No cerramos en agosto sea el inicio de una nueva saga protagonizada por el detective privado Viassolo. A mi me tendrá como lectora entregada.

Besos

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