lunes, 30 de julio de 2018

Oeste | Carys Davies


Oeste de Carys Davies
Destino
189 páginas

MI OPINIÓN

No siempre se puede acertar y en mi caso pinché con Oeste... Esperaba una historia de pioneros que me encandilase, pero no he encontrado mucho de eso, o al menos no de lo que me había imaginado. Tras la muerte de su esposa, a la que embarcó desde Europa para llegar a las tierras inhóspitas del Oeste americano, Cy Bellman queda totalmente afligido por la falta de ella. Tras las noticias del hallazgo de unos huesos pertenecientes a unos animales colosales decide montar a su caballo y alejarse adentrándose más al Oeste tratando de emular a los antiguos exploradores que en su día abrieron camino y poder encontrar a tan magníficas bestias. Deja a Bess, su hija de diez años, bajo el cuidado de su hermana Julie y de su vecino, el viejo Elmer Jackson. Pronto Bess aprenderá que su padre la ha dejado completamente sola ante los peligros que se ciernen sobre una niña en una tierra tan dura y difícil como en la que le toca vivir.

Oeste es una novela corta, de apenas 190 páginas, cuya narración transcurre entre las vivencias de Cy y las de su hija Bess. Con un estilo que pretende ser intimista, pero que a mi me ha parecido un poco vacío de contenido, nos narra el viaje de Cy, sus contemplaciones y sus penurias a lo largo de miles de kilómetros, así como la espera y los obstáculos que se va encontrando la pequeña Bess que ve pasar las estaciones sin noticias de su padre.

Ante una situación tan descarnada esperaba que la lectura me mantuviese emocionada y pendiente de sus protagonistas, pero en ningún momento he sentido ese desasosiego o inquietud por ninguno de ellos. Quizá con la escena final, pero que después de 187 páginas, personalmente, me llegaba tarde.

Oeste es un libro, no obstante, bien escrito, se lee sin dificultad y quizá, ya sabemos lo personal que es esto de los gustos literarios, a otras personas consiga llegarles y gustarles más que a mí. Como siempre recomiendo en estos casos, buscad más opiniones y contrastad antes de descartar un libro. Lo que no me vale a mi, puede ser para ti perfectamente. 

Por mi parte sigo buscando historias de pioneros, ¿alguna recomendación?

Besos

lunes, 23 de julio de 2018

Todos los veranos del mundo | Mónica Gutiérrez


Todos los veranos del mundo de Mónica Gutiérrez
Roca editorial
204 páginas

MI OPINIÓN

Acabo de terminar Todos los veranos del mundo, he cogido el móvil porque Teresa de Leyendo en el bus estaba esperando mi opinión y le he mandado un audio que podríamos resumir en que Mónica es casa. A veces necesitas un libro que te abrace, te reconforte y te lleve a un lugar mejor y Mónica, para eso, es una apuesta segura. 

Helena es una joven abogada de éxito que decide pasar unos días de verano en el pueblo de su infancia, Serralles, junto a la alocada de su familia. Desde la muerte de su padre no ha vuelto a ir a esa casa que tantos recuerdos le asalta, ese miedo a que duela demasiado, a que se note más su ausencia si cabe, la han mantenido alejada y le ha hecho llegar con un humor de perros a ese pueblito que la espera para su próxima boda.

Todos los veranos del mundo es una novela cuya protagonista es Helena, pero a la que le rodean una serie de personajes que, como ya es costumbre en la autora, resultan adorables, ese tipo de personas que necesitas en tu vida. Me quedo con el bibliotecario (creo que en las novelas de Mónica siempre me quedo con el bibliotecario), o con el señor Serra, o con ese romántico empedernido que es Xavier, el hermano de Helena, o con su madre que, a pesar de no ser capaz de expresar sus sentimientos, se esfuerza por seguir adelante tras la muerte de su amigo, compañero y amor.

Esta novela huele a arena, a río, a uvas, a jazmín y a bosque. Se siente el sol y el sonido del verano en cada una de sus hojas. Le ha quedado una historia quizá más romántica que sus predecesoras, en algunos puntos me he tenido que dejar llevar por el juego propuesto más que en otras ocasiones, pero lo que me ha gustado es que en ningún momento he sentido que me llegase a empalagar, como si sus componentes estuviesen en su justa medida y nada resultase excesivo.

Una vez más salgo conquistada de un relato ideado por Mónica Gutiérrez, con la sensación de sentirme mejor y con ganas de volver otra vez a esos lugares en los que siempre consigue que se quede un trocito de mi. 

Besos

lunes, 16 de julio de 2018

Un poco menos que ángeles | Barbara Pym


Un poco menos que ángeles de Barbara Pym
Gatopardo ediciones
325 páginas

MI OPINIÓN

Barbara Pym ha irrumpido con fuerza en España. Hace unos años recuerdo que leí una reseña de Mujeres excelentes que me dejó con muchas ganas de conocerla pero sus libros eran prácticamente imposibles de encontrar. A esto ha venido a poner solución Gatopardo, que nos ha acercado a la que ya se conoce como la Jane Austen moderna. Desde luego sus libros recogen el sentido del humor y la crítica que caracterizaba a Jane, y Un poco menos que ángeles me ha parecido una muy buena manera de conocer a una autora de la que ahora mismo quiero leer todo.

Tom, Deirdre, Digby, Catherine, la señorita Clovis, Mark, el profesor Mainwaring, Alaric, Rhoda, el profesor Fairfax, la señora Foresight y otros son los personajes que conforman La historia costumbrista que recoge Un poco menos que ángeles. Una historia coral en la que la mayoría de personajes pertenecen al mundo de la antropología y viven por y para observar a los pueblos primitivos de África, sin darse cuenta que, mientras tanto, llevan a cabo, inconscientemente,  prácticamente los mismos rituales que esas tribus tan alejadas de un Londres que tras la guerra se tiene que reinventar.

Quizá el protagonista principal de la novela o al menos el personaje en el que pivotan todas las demás historias es Tom Mallow, un joven antropólogo ciertamente inmaduro, y que siempre acaba huyendo de todo lo que huele a compromiso. Así lo hizo hace años con Eleanor, lo hace con Catherine a la que tiene más como madre que como amante y lo hace con Deirdre, que consigue inflamar más si cabe su ego. Sus amigos Digby y Mark permanecen a su alrededor tratando de que les caliente un poco la luz que parece desprender de él. Todos parecen envidiarlo no sólo por su éxito con las mujeres, sino también por su éxito profesional; así sucede con Alaric, un antropólogo retirado que a pesar de tener un montón de cajas llenas de notas nunca ha sido capaz de pasarlas a limpio y publicar su libro. Por ello se dedica a hacer críticas literarias de lo más mordaces de aquellos tratados cuyos escritores han sido lo suficientemente valientes como para publicarlos.

No sólo en este aspecto descubrimos que Un poco menos que ángeles es una crítica a la idealización de las vidas de los demás, que siempre nos parecen mucho más atractivas y más exentas de dolor y problemas que las nuestras. Este rasgo también lo encontramos en la diferencia entre las clases sociales londinenses que siguen existiendo. Los londinenses, urbanos y educados, anhelan la calma y la vida familiar de las provincias. Los provincianos sienten la claustrofobia de las tradiciones sociales y familiares que se producen en su mundo, del que tratan de escapar antes de asfixiarse por completo. Así todos desean la vida de los demás. 

Parece que Un poco menos que ángeles sea un libro serio, pero no me lo ha parecido en ningún momento, lo he encontrado un libro costumbrista delicioso, lleno de humor sutil y británico, y sus páginas han volado entre mis manos, haciéndome pasar un fin de semana de lo más agradable. Sin duda, me quedo con más ganas de Pym.

Besos


lunes, 9 de julio de 2018

Pippi Calzaslargas | Astrid Lindgren


Pippi Calzaslargas de Astrid Lindgren
Blackie Books
288 páginas


MI OPINIÓN

Pippi Calzaslargas era de mis series favoritas cuando era pequeña. Me lo pasaba en grande viendo a esa niña, la niña más fuerte del mundo, que vivía sin padres, se echaba a la cama cuando quería, comía todos los dulces que quería y que era de lo más generosa con todos. Me hubiese encantado ser Tommy o Anika para poder ser su amiga. Por eso me ilusiona que Blackie Books haya reeditado todas las historias de la pelirroja más conocida entre mi generación. 

Esta claro que Pippi es irreverente, contestataria,  no se adecua a las normas sociales ni tiene intención de hacerlo, pero también es verdad que tiene un modo de ver la vida de manera simple, otorgando a cada cosa su justa importancia, y por supuesto siendo de lo más divertida, que conquista.

No obstante, una lectura desde la perspectiva de la edad, ha hecho que lo haya leído con una mirada más curiosa que me ha llevado a descubrir cosas que en su momento desconocía o que pasé por alto. Por ejemplo he descubierto que Pippi influyó enormemente en el hecho de que Suecia se convirtiera en el primer país del mundo que prohibió el castigo físico a los niños en 1979. El hecho de que Pippi tenga una fuerza descomunal, que pueda enfrentarse a los mayores en un plano de igualdad, creo que plantea la cuestión de si esto fuera así en la vida real, ¿se trataría a los niños de la misma manera? ¿la obediencia ciega sería una cuestión indiscutida?

El origen de este libro es una pulmonía, cuando la hija de Astrid estaba postrada en cama curando la enfermedad le pidió que le contara una historia de una niña que se llamase Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta... Fue tres años después cuando decidió juntar todas estas historias en un libro, que fue censurado por la actitud de su protagonista en muchos países.

Así mismo, he podido hacer una lectura de género. Y es que Pippi sin duda supuso un referente femenino incuestionable, y además uno que podía conseguir lo que se propusiese, para la que ser una niña no entraba ni en cuestión, pues no suponía un elemento diferenciador en cuanto a las aventuras que podía vivir. Un personaje libre, independiente, con una imaginación desbordante y que siempre estaba alegre.

Pippi Calzaslargas ha supuesto un golpe de nostalgia, a menudo me ha dibujado una sonrisa al acordarme perfectamente de los capítulos que en su día vi. Me ha encantado que después de los años me haya dado sensatez para ver que a veces, cuando dejamos de ser niños y pasamos a ser adultos, complicamos demasiado las cosas. 
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