Ordesa de Manuel Vilas
Alfaguara
387 páginas
MI OPINIÓN
Tenía Ordesa esperando en mi estantería desde la feria de libro de 2018. Recuerdo comprarlo en la ya tristemente cerrada librería Portadores de sueños, pero no ha sido hasta ahora cuando decidí que llegaba su momento. Tenía las expectativas altas, y, después de leerlo, puedo decir que no ha sido lo que esperaba, pero que ha estado a la altura de las mismas. No es un libro fácil, no lo recomendaría alegremente a cualquiera, pero se que muchos de los que os pasáis habitualmente por aquí os llegará tanto como lo ha hecho conmigo.
Ordesa recibe su nombre del valle de Huesca donde Manuel Vilas creció en el seno de una familia peculiar, nada convencional. La novela cuenta la relación del autor con sus padres a través de pequeños retazos, utilizando un lenguaje descarnado, a ratos poético con mucho de nostalgia. Este libro es una carta de despedida a unos padres fallecidos a los que el lector tiene la sensación de que el narrador llega tarde. Es la historia de los silencios, del fallar a los que nos han dado la vida y darnos cuenta de la falta que nos hacen, de lo mucho que siempre les hemos necesitado cuando ya no están.
Manuel Vilas nos narra con cierto desasosiego como al perder a nuestros progenitores, perdemos también la oportunidad de conocer nuestro pasado, nuestra memoria, perdemos por tanto la oportunidad de conocernos mejor a nosotros mismos.
A la vez que Vilas rasca en su pasado, trata también de contar su presente, y es aquí donde más esperanzadora me ha parecido esta novela porque creo que Ordesa es también una carta de amor a sus hijos, un testimonio que el autor les deja para que cuando él falte, le puedan encontrar en este libro y entenderlo. Y eso es sencillamente maravilloso.
Como digo Ordesa no es para todos, requiere de un lector paciente, que se deje arrullar por el mar de pensamientos del autor y se permita llevar por historias intimistas donde el cómo es más importante que el hacia dónde. Cierro el libro sabiendo que va a permanecer en mi unos cuantos días y que volveré a él a lo largo de semanas, es de esas historias que dejan poso y que ganan conforme pasan los días.
Besos
Ay, qué sensación de tristeza me ha dado. Tengo la sensación, por lo que explicas, que el autor lamenta no haberse podido despedir mejor de sus padres, o de decirles que de verdad los quería, lo que nos pasa siempre de no apreciar lo que tenemos hasta que lo perdemos. La sensación es de nostalgia, pero después dices que te ha gustado la segunda parte, mucho más esperanzadora y de miras al futuro. Sé que fue un título muy sonado cuando salió a librerías, pero no me llamó la atención y no sé por qué, quizás por el exceso de entusiasmo (esas expectativas que comentas). Y no te preocupes por esos dos años de barbecho, confieso que yo tengo en casa libros estupendos que todavía hace más tiempo que me esperan. Qué desastre. Besos.
ResponderEliminarMe llama la atención, pero creo que me decidiré más adelante. Un beso.
ResponderEliminarNo he leído (aún) este libro, pero sí "Alegría", una especie de continuación. Como dices, no es para todos, pero para mí sí. Conecto completamente con este narrador de sentimientos y vivencias. Yo no soy de los de aventuras galácticas. Me gusta su prosa directa y sincera. Sí, a mí sí.
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leerlo. Me han hablado maravillas y entiendo que digas que no es para todos. Yo estoy terminando Alegría, que es como una consecuencia de esta. Tampoco creo que sea un libro para todos los lectores, pero tiene unas reflexiones tremendas. Le tengo echado el ojo a Ordesa y trataré de leerlo en otoño. Besos
ResponderEliminarNo me veo leyéndola, con el añadido de la advertencia que haces sobre su recomendación. Besos.
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