Todo lo mejor | César Pérez Gellida

Todo lo mejor de César Pérez Gellida

Suma de letras

608 páginas

MI OPINIÓN

Que Carapocha es uno de los personajes más carismáticos de los libros de César es un hecho. Por eso volver a reencontrarse con él en su nueva novela, y esta vez como protagonista, me ganó desde el minuto uno. Es cierto que no es el Carapocha de los dos primeros libros, pero se le intuye, y, esto, lejos de molestarme, me parece un acierto, pues todos cambiamos y sufrimos nuestras propias evoluciones, y la de Armando está por llegar o, como mínimo asistimos a una novela en la que se está fraguando ese carácter socarrón, frío, misterioso, afilado y a la vez cercano del miembro de la KGB.

Son dos las vertientes de la novela, en primer lugar una investigación criminal por la muerte de varios niños de los que no se sabe nada y que han sido encontrados con heridas extrañas. Ésta es llevada por un inspector de la Alemania Oriental, Otto, para el que se ha convertido prácticamente en una obsesión, a pesar de haberse quedado incluso sin el respaldo de sus superiores. Sin embargo, su olfato le impide dejar el asunto y tratará por todos los medios de encontrar al responsable o responsables de tan extrañas muertes.

El libro se ambienta en el Berlín de los años ochenta, en plena Guerra Fría, y por tanto, esto da pie a una de las tramas más emocionantes de la novela, que a ratos, menos de los que me hubiese gustado, se transforma en una historia de espías, con agentes de la KGB el BNF o la Stasi. He de reconocer que en un principio me costó entrar, porque me pareció que el autor te suelta en media res,  en un tablero de juego donde las piezas no es que estén ya colocadas, si no que la partida ha comenzado y andaba algo perdida. Una vez superado el obstáculo inicial caí en las redes de una historia que me pareció entretenidisima, muy bien trazada y con una buena ambientación. El único pero que le pongo es que no fuera el único argumento del libro. No es que la trama de novela negra no me haya gustado, de hecho me ha mantenido pegada a sus páginas, es que, simplemente, la novela de espías me llamaba mucho más.

Me quedo con ganas de seguir leyendo sobre Víctor Lavrov, creo que se ha dejado la puerta abierta para poder hacerlo, me gustaría poder  asistir en primera fila a los acontecimientos que le llevan a convertirse en el Armando Lopategui que conocimos en Memento Mori.

Besos