LOS SUPERVIVIENTES. JIMINA SABADÚ

Los supervivientes de Jimina Sabadú

Editorial Algaida

384 páginas

MI OPINIÓN

Los supervivientes es la novela que ganó el Premio Ateneo joven de 2015, y la gané gracias al sorteo que celebraron en sus blog Marisa y Fernando.

El colegio Agustín de Foxá sito en un barrio residencial de clase media alta abre sus puertas un año más permitiéndonos la entrada al recinto y a las vidas de todos los que de una forma u otra forman o han formado parte del mismo.

Los supervivientes es por tanto una novela coral, de personajes que reúnen muchos perfiles psicológicos y que hace un repaso amplio de todos los problemas que se suelen dar dentro de las aulas, poniendo el foco sobretodo en el acoso escolar.

Dentro del Foxá descubriremos a Maria Victoria, la nueva profesora que llega cargada de ilusión y de ideas de cambio, creyendo que todo lo puede. El contrapunto nos lo encontramos con el director, más preocupado por los resultados deportivos del centro que por los propios alumnos. O Don Marcial, el profesor más antiguo que encara el último curso para su jubilación y que pertenece a la vieja escuela.

Mención especial merecen Carolina y Miguel, ambos alumnos sometidos a acoso por parte de sus compañeros, describiéndose situaciones muy desagradables, que lamentablemente están a la orden del día.

Resulta aterrador ver la reacción de los padres (esa reunión del APA... ¡Por el amor de dios!) ante las noticias de situaciones de acoso que se producen diariamente por sus propios hijos. Incluso la reacción del profesorado, los propios alumnos y el directos del centro que deciden mirar hacia otro lado, convirtiéndose así en cómplices de todo.

Frases como "no es para tanto, tiene que aprender a defenderse" dicho por una voz adulta golpea al lector de forma durísima, de hecho ha habido momentos en los que personalmente he sentido vergüenza del sistema silente en el que nos encontramos y donde en ocasiones se invierten los papeles entre víctimas y verdugos.

No solo se refiere en el libro al acoso escolar de alumnos a otros, si no también el que en ocasiones recibe un profesor de parte del alumnado. Resulta desalentador la falta de una autoridad sana dentro de las aulas hacia la figura del profesor, muchas veces alentada por los propios padres.

Por último también nos encontramos con una subtrama, donde Jimina realiza una dura crítica al mundo literario, que para mí queda un poco forzada, y que no consiguió atraparme e interesarme tanto como la trama del Agustín Foxá.

En definitiva, un libro escrito de manera sencilla, del que destacaría en cuanto a forma la utilización de muchos recursos de escritura, tales como la incorporación de correos electrónicos, entradas de blog o mensajes de móvil.  En cuanto al fondo tiene el valor de ser una novela incómoda, que pone un espejo ante la sociedad actual en el que no parece que se vaya a ver muy bien reflejada y que hace reflexionar sobre una cuestión que desgraciadamente esta a la orden del día.

Besos