La emperatriz de los helados de Anthony Capella
Duomo ediciones
482 páginas
MI OPINIÓN
En pleno julio viene bien recordar un título tan refrescante como este. Un libro que, en mi opinión, la sinopsis no le hace justicia.
Louise de Keroualle es una joven nacida de una de las mejores familias de Bretaña, sin embargo sus padres han venido a menos por lo que será entregada a la corte de Luis XIV como dama de compañía de una de las nobles con el propósito de encontrar un buen marido.
Es allí donde conocerá a Carlo, maestro heladero hecho a sí mismo, proveniente de Italia, que trata de conseguir un gremio en la corte del Rey y que se fijará, sin apreciar que no esta a su alcance, en la joven Louise.
Hasta aquí podría parecer que nos encontramos ante una novela romántica sin más, sin embargo llegará un momento en que tanto Louise como Carlo serán enviados a la corte de Inglaterra para convencer al propio Carlos II de declarar la guerra contra los holandeses y dar cumplimiento a un tratado secreto firmado entre Francia e Inglaterra.
Se convierte así en un libro sobre intrigas palaciegas, política y pactos secretos que junto con el buen ritmo con el que esta escrito da como resultado una propuesta de lo más entretenida.
La historia es contada en cuatro partes a través de los ojos de los dos protagonistas, Louise y Carlo, y si bien los dos están muy bien definidos, lo cierto es que me quedo con Louise. Un personaje muy bien trabajado, con una gran evolución que no deja indiferente y que se palpa conforme vas avanzando en la historia.
Añade mucho interés a la trama el hecho de que se trate de personajes y hechos que ocurrieron realmente, tal y como se explica en el apéndice histórico que encontramos al final del libro.
En definitiva, La emperatriz de los helados no es una historia romántica. Es más. El relato de como una mujer se tuvo que hacer fuerte entre cortesanos, cómo aceptó su destino y consiguió lo que se propuso mientras trataba de mantener ese equilibrio que tantos a su alrededor trataban de romper.
Muy recomendable para pasar un buen rato.
"Es costumbre en escritos como en el que estoy a punto de embarcarme, empezar describiendo las circunstancias del nacimiento de su autor y, por consiguiente, invocar la autoridad legítima en virtud de la cual se otorga el derecho de dirigirse al lector (ya que su situación en la vida y sus éxitos y muchas otras cosas dependen intrínsecamente del lugar que ocupa en la sociedad)"
Besos