Una pareja casi perfecta de Emily Eden
DÉpoca Editorial
312 páginas
MI OPINIÓN
Leer que Emily Eden había escrito una obra que continuaba donde Jane Austen lo había dejado fue un reclamo suficiente para hacerme con un ejemplar de Una pareja casi perfecta. Lo cierto es que ha sido justo lo que necesitaba, me ha mantenido con una sonrisa durante toda la lectura y ha hecho que cogiera cariño incluso a la Sra Douglas.
Emily Eden decidió que donde de verdad había cosas que contar es donde en muchas obras cierran el telón, justo después del vivieron felices y comieron perdices. Porque ¿qué ocurre entre dos personas unidas en matrimonio en aquellos años donde se casaban sin haber podido permanecer a solas? ¿Cómo se empiezan a conocer dos personas que se han juntado hasta que la muerte les separe sin saber cuáles son las pequeñas manías del día a día del otro?
Hellen se ha casado con Lord Teviot, todo un aristócrata y el soltero más codiciado de la época. Sin embargo y aunque a ojos de los demás sean la pareja perfecta, lo cierto es que ya desde antes del gran día de la boda asistimos a los miedos y dudas de ambos. Es después del sí quiero cuando tendrán que hacer frente a esas manías que comentaba antes, a los celos, el orgullo y las peleas que surgirán entre la pareja. Una pareja casi perfecta cuenta, con la inocencia que se percibe por la diferencia de años que nos separan con los hechos narrados, toda una serie de malentendidos que estarán a punto de arruinar lo que a todas luces podría haber sido una unión de éxito.
Lo cierto es que aunque los grandes protagonistas son Hellen y Lord Teviot, me atrevo a decir que, para mi, Una pareja casi perfecta es una novela coral. En sus páginas pasea un elenco de personajes que la dotan de mucha ternura, contando cada uno de ellos con su propio carácter, algunos odiosos, otros emocionalmente inmaduros, los hay inocentes y esta la quisquillosa y enfurruñada de la Sra Douglas, un personaje que cuenta con alguno de los mejores y más divertidos diálogos de la novela.
En estos tiempos en los que encender la televisión es un deporte de riesgo, agradezco enormemente la labor de estos libros feelgood como los denomina mi querida Mónica. Me encanta la sensación que me ha dejado Emily Eden, con el corazón calentito y la sensación de pena por separarme de unos personajes tan peculiares. A veces, muchas veces incluso, se agradece que todo acabe bien.
Besos