Patricia Brent, solterona de Herbert George Jenkins
DÉpoca editorial
290 páginas
MI OPINIÓN
Londres, I Guerra Mundial. Patricia vive en la pensión Galvin regentada por la señora Craske-Morton junto a otros inquilinos como las señoras Mosscrop-Smythe, Wangle, Hamilton, Sikkum y los señores Sefton, Cordal y Bolton. Los días pasan tediosos entre su trabajo como secretaria de un político en alza que parece que nunca va a llegar a nada y su vida en la pensión, donde una mañana escucha cuchichear a varias inquilinas sobre su vida sentimental, o más bien, sobre la falta de la misma, no dudando en calificarla como solterona.
Herida en su orgullo, Patricia trama un plan para darles a sus compañeras de pensión su merecido, lo que no sabe es que la indiscreción de las mismas la va a hacer tener que llevar la broma mucho más lejos de lo que pensaba. Es así como conocerá a Peter un joven coronel que el destino pondrá en el camino de Patricia. De esta manera comienza una comedia romántica de enredos apta para aquellos que decidan pasar un rato de lo más agradable.
El punto fuerte de Patricia Brent, solterona no es tanto la trama que, quizá por el paso del tiempo, dista de ser novedosa o poco predecible, si no en los personajes. Todos ellos resultan entrañables, sobre todo los secundarios porque la protagonista en alguna ocasión me sacó de mis casillas, pero los secundarios están muy bien trazados, llenos de comicidad sin caer en el esperpento siendo los verdaderos motores de la historia, pues aunque el peso de la misma la ostenta Patricia, no deja de ser una novela coral en la que todos juegan su papel.
De todos me quedo con Gustave el mayordomo de la pensión, un personaje muy entrañable y que me ha regalado muchas de las mejores y más simpáticas escenas, a pesar de sus escasas apariciones. Lo mismo me ocurre con el Señor Triggs, un anciano cordial, cercano, honesto y querido por los personajes y por el propio lector que pese a sus años goza de más vitalidad que muchos de los jóvenes que le rodean.
No puedo terminar mi opinión sin hacer mención especial a dos cosas. La primera, y como siempre, es la traducción. Es importante una buena traducción para no notar el paso del tiempo más que en lo imprescindible y Dépoca lo ha vuelto a conseguir. Y en segundo lugar, las ilustraciones a todo color de la novela de la mano de Iván Cuervo con las que me ha terminado de enamorar de esta edición.
En definitiva, si buscáis una lectura ligera, agradable y con la que pasar un buen rato para terminarla con una sonrisa, Patricia Brent, solterona es una muy buena candidata. Otro clásico que agradezco que la editorial Dépoca haya rescatado.
Besos