martes, 28 de mayo de 2019

Los sueños de Einstein | Alan Lightman


Los sueños de Einstein de Alan Lightman
Libros del asteroide
152 páginas

MI OPINIÓN

Podría definiros Los sueños de Einstein como una de esas raras perlas que de vez en cuando te encuentras en la literatura. Alan Lightman ha jugado con la figura de Einstein y su teoría de la relatividad para traernos este librito. Algo que suena tan pretencioso como esto, puede asustar, pero esos miedos se disipan en el momento en que lees la primera de las "historias" que recoge el autor en las apenas 150 páginas que ocupa. 

De hecho Einstein y sus sueños son la excusa perfecta que encuentra Alan para traernos un conjunto de universos en los que el tiempo se comporta de manera distinta. Imagina un mundo en el que el tiempo es un círculo que se pliega sobre sí mismo. La mayoría de la gente no sabe que vivirá sus vidas de nuevo. Ahora salta a un mundo en el que el tiempo pasa más despacio para la gente que se mantiene en movimiento, la gente se vuelve loca viajando a  gran velocidad para ganarlo. Y ahora, imagina un mundo en el que la gente viviera un sólo día, la de cosas que un apersona se perdería, que no podría conocer. Pero también puede ser que el tiempo fuera eterno, que las personas vivieran eternamente. En este mundo habría dos tipos de población los Luego y los Ahora según la filosofía de vida que traten de adoptar ante esta circunstancia tan extraordinaria.

No quiero contar mucho más de este libro tan original porque me gustaría que lo descubrierais vosotros mismos. Entre sus páginas encontraréis un lenguaje cuidado, a menudo onírico y con mucho lirismo, ese tipo de escritura que acuna. No os dejéis engañar por su número de páginas, estamos ante un libro grande, de esos que sirven fantásticamente para varias relecturas, y en las que cada vez descubres o sacas algo nuevo. Cada una de estas historias se lee a pequeños sorbos, degustando su contenido y sacando el máximo provecho de las mismas.

Besos

lunes, 27 de mayo de 2019

Entre visillos | Carmen Martín Gaite


Entre visillos de Carmen Martín Gaite
Destino
312 páginas

MI OPINIÓN

Ya os he comentado muchas veces que todos los meses Teresa y yo hacemos una lectura conjunta, cada mes elige una, y en el mes de abril le tocaba a Teresa. Me sorprendió con Entre visillos de Carmen Martín Gaite. De la autora sólo había leído Caperucita en Manhattan hace muchos años y le guardaba un buen recuerdo, por eso me apeteció mucho desde el principio embarcarme en esta lectura con Teresa.

Entre visillos fue la primera novela de Carmen con la que ganó en 1957 el premio Nadal. Ambientada en la España de los años cincuenta en una capital de provincias que, aunque nunca llega a especificar, se trata de Salamanca. La novela utiliza varios métodos narrativos para acercarnos a su historia. El principal es la utilización de conversaciones, diálogos banales e incluso intrascendentes entre un grupo de amigas, la mayoría adolescentes, que, a pesar de la represión, algunas comienzan a tener sueños de libertad, de soltarse de las ataduras, de vivir por sí mismas, trabajar, no rendir cuentas, seguir con unos estudios superiores... Sin embargo la tradición, la sociedad, los hombres y la Iglesia se lo impiden. Siguen cortándoles esas alas que están deseando utilizar para volar.

Entre visillos cuenta con un amplio catálogo de personajes, utilizando muchos de ellos de manera antagónica. Tal es el caso de Natalia, a la que conocemos a través de las entradas en su diario, y su mejor amiga Gertru. Dos niñas que siempre han ido juntas, que han soñado con estudiar e instruirse pero que en la actualidad, y debido a que Gertru, una niña de dieciséis años, va a contraer matrimonio con Ángel, se están viendo separadas por las circunstancias. O de Julia y su hermana Margarita. La primera quiere hacer su vida, casarse con alguien al que su familia no aprueba, divertirse con él a pesar de no estar casados y equivocarse por sí misma si ese es el caso. Margarita, por su parte, cree que la mujer debe guardarse para el matrimonio, debe hacerse respetable y por ello no consigue ser feliza ni aceptarse a sí misma. 

Natalia es un personaje vivo, con el que más cercana me he sentido. Fuera de las ideas de matrimonio que parecen rodearla, ella tiene claro lo que quiere, pero no sabe cómo hacérselo entender a su padre, un hombre viudo, que vive con la hermana de su difunta mujer, Concha, cuya presencia ha encorsetado todavía más la vida de Natalia y sus hermanas, siendo la viva imagen de la represión y de las ideas imperantes en la época, en contra de toda evolución.

Pablo Klein aparece en la ciudad subido en un tren. Ha venido para dar clases de alemán en el instituto, pero su vida no está asentada, desde el primer momento le rodea un halo de provisionalidad.
Pablo trae a la vida de Natalia y de sus amigas la modernidad, un soplo de aire fresco, incitándolas a que luchen  y piensen por sí mismas, tomando las riendas de sus vidas.

La manera de escribir de Carmen me ha vuelto a encandilar, si bien es cierto que el principio se me hizo algo caótico y me costó situarme. De una manera sencilla y amena consigue realizar una crítica profunda a la sociedad que le tocó vivir, donde la mujer mantenía un papel secundario y subordinado al hombre, donde no estaba bien visto que quisiera estudiar, ser alguien además de esposa y madre, que se divirtiera y que tuviese ideas propias.

Me ha resultado una lectura interesante, que a pesar de su brevedad, de no contener grandes historias, creo que da para mucho debate y que el poso que deja bien se mereció ese premio Nadal.

Besos

miércoles, 22 de mayo de 2019

Antes de los años terribles | Víctor del Árbol


Antes de los años terribles de Víctor del Árbol
Destino
464 páginas

MI OPINIÓN

Hay autores que abren heridas en los lectores y Víctor es un experto en ello. En esta ocasión nos traslada hasta Uganda, un país en pleno conflicto, donde nos acerca al drama de los niños soldado. 

En Barcelona Isaías Yoweri es un inmigrante más, conocido como el Negro de las bicicletas por el negocio que regenta, sus vecinos consideran que es alguien taciturno, serio y callado, del que nadie conoce su verdadera historia. Tampoco la sabe su mujer Lucía, una mujer fuerte de una familia adinerada que un día decidirá amar incondicionalmente a Isaías. Éste pasará mucho tiempo convencido de que la elección fue sólo por rebelarse a su familia, hasta que Lucía le demuestre de qué está hecho de verdad el amor.

Nadie lo sabe, pero al final el lector asistirá a la dura historia que hay detrás de esas cicatrices que le cubren la espalda a Isaías, de qué están hechas esas pesadillas que le despiertan tantas noches, qué es eso que por mucho que se esfuerce es incapaz de olvidar. Enmanuel, una de esas personas que estuvo en los años terribles de Isaías volverá a su vida y esto desencadenará una serie de acontecimientos que sacarán a la luz la realidad con la que el protagonista todavía tiene que lidiar.

Antes de los años terribles está contada en primera persona por Isaías que, a través de dos hilos temporales, uno en el presente, y otro en el pasado nos irá haciendo conocedores de cómo el LRA le secuestraron junto a su hermano pequeño, les torturaron y les obligaron a hacer un  montón de atrocidades de las que es difícil salir indemne.

Los personajes tienen una fuerza atronadora, totalmente creíbles y bien construidos. Destaca como antagonista Josep Kony, un personaje tristemente real, un líder nacionalista acholi de los campesinos del norte de Uganda, que aunando misticismo, hechicería y superstición ha cometido todo tipo de crímenes contra la Humanidad, entre los que  se encuentran, la persecución y masacre de la comunidad albina o el secuestro de más de 66.000 niños para añadirlos a sus filas y sembrar el terror allí por donde pasaban. A día de hoy la Corte Penal Internacional no ha podido juzgarlo todavía al encontrarse en paradero desconocido.

Una vez más Víctor ha conseguido crear una novela dolorosamente real, que me ha arañado sin piedad obligándome a mirar allí donde más fácil es apartar la mirada. Antes de los años terribles que se que estará entre lo mejor de este 2019. 

Besos

lunes, 20 de mayo de 2019

La tierra desnuda | Rafael Navarro de Castro


La tierra desnuda de Rafael Navarro de Castro
Alfaguara
528 páginas


MI OPINIÓN

Cuando leí la reseña de Inés, de La huella de los libros, me apunté este título sin remedio. Me recordó a La España vacía de Sergio del Molino que tanto me gustó, en su versión novelada. Y es que la despoblación de los pueblos de nuestro país parece que es un tema candente, a menudo me pregunto si esta nueva conciencia de lo necesario que nos es (y más que nos va a ser) el campo, el huerto y en definitiva la tierra de nuestros pueblos, no llega demasiado tarde.

Blas nació encima de un mulo. A la Josefa no le dió tiempo de llegar a casa, así que no le quedó más remedio que encomendarse a su animal y que éste le llevase a casa, Los Peñoncillos, como se les llama en el pueblo, y allí dejará a Blas, al que luego le apodarán El Garduña, al cuidado de los gatos mientras ella se dedica a las labores del campo. No quedaba otra. Eran tiempos difíciles, diferentes, duros, pero que debemos mantener en nuestra memoria para saber de dónde venimos.

La tierra desnuda es El Garduña, último en su especie. Morirá ochenta años después, genio y figura, negándose a entender las prisas que parece que nos han entrado para todo, sabiendo escuchar a las plantas, a la naturaleza y a los signos que esta nos proporciona, aunque parezca que se ha vuelto loca, que ya no nieva como antes y que se le ha contagiado la prisa de los humanos. Cuando se vaya, nadie seguirá sus pasos, nadie habrá aprendido cómo hacer las cosas ni habrá recogido su testigo, ni su filosofía de vida que, aunque anacrónica, evita muchos quebraderos de cabeza.

La tierra desnuda me ha recordado a mi abuelo. Nació en un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, hoy casi extinto. Se quedó huérfano de padre en medio de la guerra civil porque una pulmonía se llevó a mi bisabuelo. Entonces dejó de ser niño. Muchas veces llegué a pensar que nunca lo fue, siempre al cuidado de su familia junto a su otro hermano para sacar adelante a su madre y sus dos hermanas. La presión de mi abuelo sobre los hombros nunca aflojó, como creo que le pasó a muchos otros por los tiempos que corrieron. Aprendieron a vivir así. Apegados a la tierra, apretando mandíbula ante las dificultades y con una experiencia vital que les hizo de otra pasta, vieron las cosas con una claridad que resultó premonitoria y sin necesidad de estudiar una carrera de economía. Creo que nunca lo ví quejarse de nada. Quizá de no poder sacar para adelante ese caquitero que le pedí y que no pudo dejarme en herencia. Y aun así, me dio una de las lecciones más valiosas de mi vida. 


Me ha gustado La tierra desnuda, quizá no tanto por la historia en sí, que esperaba me emocionase más, si no por las reminiscencias que tiene para mí, el ver reflejados algunos de los dichos y refranes que me enseñó mi abuelo al que cada día echo más de menos, el recordar su huerto, la importancia de la tierra, la crítica social hacia la ignorancia de no darnos cuenta que nuestros pueblos nos hacen autosuficientes, y por ello más libres.

Besos

lunes, 13 de mayo de 2019

Tomates verdes fritos en el Café de Whistle Stop | Fannie Flagg


Tomates verdes fritos de Fannie Flagg
Círculo de lectores
411 páginas

MI OPINIÓN


Recuerdo haber visto esta película varias veces hace mil con mi madre. Le guardo un recuerdo tierno, por eso cuando supe que estaba basada en un libro, me quise hacer con él. Un día en una tienda de libros de segunda mano me saltó a las mías, y me lo llevé encantada. Ahora que no me dejo llevar tanto por la tiranía de las novedades era el mejor momento para leerlo. Y ha sido un cinco estrellas absoluto.

Cuando Evelyn acude a la Residencia Rose Terrace junto a Ed, su marido, para visitar a la tiquismiquis de su suegra, no podía imaginar que iba a conocer a una de sus mejores amigas. Mrs. Threadgoode, una viejita que no parará de hablar hasta que a través de la historia de Whistle Stop y sus habitantes espante los miedos de Evelyn que se ha convertido en una mujer pesimista, deprimida, y asustada por todo, que se ha entregado a la comida como un modo de no hacer frente a su insatisfacción personal.

La voz de Mrs. Threadgoode, Ninny para los amigos, es bálsamo para Evelyn, y lo fue para mí, pues me acompañó en un fin de semana tristón en los que la meteorología no acompaña y que parecen insuficientes para acabar con el cansancio acumulado en la semana. A través de su narración, nada lineal por otro lado, porque hay que ver lo que le gusta divagar a esta mujer, y lo gracioso que resulta, conoceremos la historia de la familia Threadgoode, los padres, los hijos y las parejas de éstos. Concretamente, la historia de la incombustible Idgie y su pareja Ruth, pero, junto a ellas, despliega una serie de personajes que dotan de una existencia palpable al pueblo Whistle Stop, un pueblo perdido en el profundo sur norteamericano y que durante años sobrevivió gracias a los trenes que pasaban por allí.

Tomates verdes fritos me recuerda el placer de contar historias, y el de escucharlas, a través de la afable Nanny, nos trasladará a un pasado en el que con un tono intimista nos explicará las graves consecuencias de La Gran Depresión, la indescriptible ternura de los habitantes de Whistle Stop, el día a día en ocasiones bucólico de sus vecinos, el misterio del asesinato por el que acusarán a Idgie y la violencia ya explícita, ya soterrada que causaba el racismo latente en la sociedad de esos días.

Tomates verdes fritos brilla sobre todo por la personalidad de sus personajes, por hablar con naturalidad de tantos y tantos temas, por no esconderse y por plantearnos que en lo cotidiano también pueden rodearnos verdaderos héroes. No hay nada mejor que cerrar un libro con la sensación de querer que fuese real, que pudieses trasladarte a sus páginas, conocer a esos personajes y pasar una temporadita por sus calles, ver de cerca el amor tan real entre Idgie y Ruth, escuchar quejarse al grandullón de Grady, el vigilante ferroviario más bonachón de todo Birmingham, quizá pasarme por la peluquería de Opal, o dejarle una notita a Dot, para que la añadiese en su semanario que tantas carcajadas me ha provocado. Pero sobre todo me sentaría en el Café de Whistle Stop para que la vieja Sipsey, la madre de Big George, me preparase unos tomates verdes fritos. Cierro la novela de Fannie Flagg agradecida por haberme hecho feliz durante su lectura.

Besos


lunes, 6 de mayo de 2019

Un mal nombre | Elena Ferrante


Un mal nombre de Elena Ferrante
Lumen
560 páginas

MI OPINIÓN

Hacía demasiado tiempo que el segundo libro de la tetralogía de Elena Ferrante, Dos amigas, estaba esperándome en la estantería, y cuando terminé mi lectura y me puse delante de ella me dí cuenta de todas las ganas que le tenía. Sí, era el momento de volver con Lila y Lenu.

Un mal nombre nos devuelve principalmente a Nápoles, al barrio donde las dos protagonistas han crecido, con todos sus vecinos y su idiosincrasia, aunque conforme avance la trama de la novela veremos como nuestras protagonistas parecen por fin salir del mismo, conocer nuevos ambientes con más o menos fortuna, aprovechando así la autora para acercarnos a la realidad que todavía hoy se siente en Italia, la diferencia entre el norte y el sur. Un norte con clase, erudito al que Lenu pretende cada vez más asemejarse y que choca frontalmente con el sur violento, dialecto y con su propia cosmovisión al que irremediablemente pertenece. Lenu parece no encajar ni en uno ni en otro. No es aceptada del todo en lo ambientes culturales en los que gracias a su educación comienza a moverse, y sin embargo ésta, la educación recibida, parece abrir un abismo en su vida en el barrio y con su gente.

La relación de Lila y Lenu sigue siendo complicada, cruel en algunos puntos, viviendo en una eterna y soterrada competición por ver quién llega más lejos en la vida, por ver quién gana no se sabe muy bien el qué. Lenu sigue viendo a Lila como una gran amenaza, el recordatorio de que lo que a ella le cuesta tanto esfuerzo, lo que ella tiene que practicar y aprender a la otra le sale natural, brillando con una luz propia que Elena se niega así misma, creyendo que su propia existencia es una sombra de Lila, mucho más fuerte, más decidida y con más carisma que ella.

En un mal nombre se van desarrollando muchos de esos sentimientos contradictorios que ya tenían su origen en Una amiga estupenda, y Elena, se pierde en una vida que a ratos es una pantomima de la de Lila y en otras es producto de tratar de alejarse por completo y a toda costa de ella, de tal manera que incluso sus éxitos se ven empañados por la idea de que son resultado de una acción anterior de su amiga.

A lo largo de la novela, y a pesar de que el gran protagonismo se lo llevan Lila y Lenu, Ferrante nos traslada con todo lujo de detalles al barrio pobre al que pertenecen y a la vida de sus habitantes. Narra con dureza el lugar que ocupa la mujer en una Italia retrasada en cuanto a cuestión de género y donde culturalmente a la mujer, hermana o hija había que "educarla" y "encauzarla" a través del maltrato físico. Con su manera de contar las cosas que parece que no pasa nada, pero pasa todo, Elena termina haciendo el retrato de una época, arrastrando al lector a través de sus páginas y de sus personajes.

Con un final que deja con ganas de más, mucho más, cierro este segundo volumen de la saga, con la esperanza así mismo de no tardar mucho en reencontrarme con todos sus personajes, de hecho me gustaría que no acabara el año sin haber leído las dos novelas que me restan y que estoy segura que me van a seguir encantando tanto como ya lo han hecho las dos primeras.

Besos
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