El cuento número trece de Diane Setterfield
Editorial Lumen
480 páginas
MI OPINIÓN
Esta semana se celebra la semana del audiolibro. Hace ya tiempo que varios booktubers de habla inglesa que sigo utilizan este sistema de lectura, y a mi me picaba la curiosidad por saber si iría conmigo, si me gustaría la experiencia y si serían atractivos a la hora de ser escuchados, por eso, cuando me propusieron colaborar en esta semana con el envío de un audiolibro, dije si sin dudar y elegí El cuento número trece de Diane Setterfied que llevaba años entre los libros de mi lista y al que tenía muchas ganas. Así que gracias a Penguin Random por el envío.
Margaret Lea es una joven que regenta una librería de segunda mano y libros raros o de colección junto a su padre, además, y como hobby se dedica a publicar biografías de escritores fallecidos por los que inexplicablemente siente una gran atracción. Es una joven introvertida, marcada por un suceso en su pasado que la ha acompañado desde que lo descubrió. Un día recibe una carta de la escritora Vida Winter, autora archiconocida en Reino Unido, pidiéndole que escriba su biografía donde le contará toda la verdad sobre su vida. Vida marcada por un gran secretismo que ningún periodista ha sido capaz de desentrañar. ¿Quién es Vida Winter? ¿es su nombre real? ¿De dónde proviene? ¿Qué secretos guarda?
Margaret se instalará en la casa de Vida donde como buena cuenta historias nos trasladará al inicio de su historia, pero, tal y como ella nos explica, la historia de uno mismo no se retrotrae a su nacimiento si no que bebe de raíces mucho más profundas. Nos contará así la historia de los Angelfield íntimamente unida a su mansión. A través de las sucesivas reuniones y con las propias investigaciones de Margaret la autora irá arrojando luz en la vida de la señora Winter, desde su infancia, cuando todavía era Adeline March y jugaba con su gemela Emmeline, una niña especial, dócil y con una sensibilidad especial.
El cuento número trece es una novela gótica, bebiendo de influencias como Jane Eyre, Cumbres borrascosas o La dama de blanco, obras que son nombradas en varias ocasiones a través de sus páginas, nos encontramos ante una historia llena de misterios, secretos y fantasmas, y lo hace con un ritmo muy bien trazado, pero no por ello abandona el buen hacer de la prosa. Consigue ser un bestseller sin perder la calidad en la escritura.
Diane es una autora atmosférica, siendo este uno de los puntos fuertes de la lectura. A través de los recursos típicos de las novelas góticas nos traslada a un ambiente lúgubre, en ocasiones con ciertas notas de terror que nos envuelve y consigue que nos metamos perfectamente dentro del misterio que envuelve tanto a Vida como a Margaret.
Además, como ya he comentado El cuento número trece es un libro sobre libros, son varios los que se nombran e incluso se utilizan a lo largo del mismo y que por supuesto te entrarán ganas de incluirlos en tus listas.
En cuanto a la experiencia del audiolibro en sí, siendo sincera, dos de mis grandes temores eran que la grabación fuera mala, uno no quiere que un ordenador o alguien haciéndose pasar por uno le narre un libro. Y dos, que no fuera capaz de permanecer atenta a lo que escuchaba por distraerme con otras cosas.
En cuanto a lo primero, El cuento número trece está narrado por Maria Luisa Solá y Esther Solans. Que haya dos voces se agradece, así es mucho más fácil situar a ambas protagonistas, ya que una narra la parte escrita por Margaret y la otra nos traslada la parte de las confesiones de Vida. Pero además, y lo que más me sorprendió, es la capacidad de ambas para moldear y hacer inflexiones con la voz a la hora de hablar como otros personajes que aparecen en la historia, de manera que se hacen totalmente reconocibles y en ningún momento causan la confusión del lector. La dicción es perfecta, se nota que son profesionales del doblaje.
Y en cuanto a lo segundo, me quedo con la duda de si dependerá de la lectura en sí (duda que resolveré más pronto que tarde) pero en ningún momento me perdí en distracciones externas y os aseguro que lo he llevado andando por la calle. Eso si, con una cara de intensa y de "oh dios mío, esto no me lo esperaba" digna de foto. Así que la experiencia ha sido muy grata.
No creo que los audiolibros hayan venido a sustituir a los libros físicos, igual que no lo han hecho los digitales, pero sí creo que son un complemento perfecto, sobre todo para esas personas que nos encanta exprimir al máximo el escaso tiempo libre que tenemos y que encima nos mareamos en el transporte público, pudiendo aprovechar estos trayectos para seguir haciendo uno de nuestros hobbies preferidos, leer. Personalmente he quedado encantada.
Besos