A grandes males de César Pérez Gellida
Editorial Suma de letras
500 páginas
MI OPINIÓN
Sé que llego tarde a la fiesta, pero reconozco que la vida tiene sus propios ritmos y que a mi cada vez me gusta más alejarme de las opiniones de los demás, sobre todo cuando la mayoría son muy buenas, para poder disfrutar de un libro "de nuevas". Creo que aunque Cuchillo de palo me gustó mucho, no terminé de disfrutarlo debido a la espiral creciente de expectativas que surgen siempre ante un libro de César. Así que decidí que A grandes males lo dejaría enfriar; cierto es que no tenía en mente dejarlo esperar hasta que saliera Konets, pero, ya digo, la vida lleva un ritmo endiablado el último año, le ha dado por correr a toda prisa y una anda intentando no perder el ritmo.
En A grandes males Erika, Ólafur y Sancho tratarán de poner fin a la trama de la Congregación de los Hombres Puros que ya se inició en la primera entrega de la trilogía de Refranes, canciones y rastros de sangre. Para ello el paisaje se vuelve internacional, teniendo la acción su epicentro en Buenos Aires, aunque también nos trasladará a otros escenarios que sin embargo no gozan de tanta importancia como la capital Argentina.
Quizá el giro que da la trama de los libros sorprendiese a muchos, entre los que me incluyo; ¿quién se imaginaba que el secuestro de una niña nos deparara el descubrimiento de logias, arcángeles, hermandades y delitos a gran escala? En esta ocasión César nos sumerge un poco más en los resortes de La Congregación, y nos propone un viaje a través de la figura de Dante, su Divina Comedia y el hilo que une al autor con el Barolo, edificio mítico de Buenos Aires. Para entender todo esto contaremos con la voz de uno de los mayores expertos en Dante y su universo, el doctor experto en masonería Bujalesky. Lleva años desaparecido después de descubrir el gran secreto de la Congregación, el mapa hacia el Cartapacio de Minos, cuaderno donde se encuentran escritos todos los miembros de esta red de delincuencia internacional. Este documento es el que buscan nuestros protagonistas y por ello viajan a Buenos Aires para encontrar al experto. Sin embargo no son los únicos que andan tras su pista.
Es precisamente la historia de la Divina Comedia el eje central de la novela, una gran profusión de datos que deja entrever la gran labor de documentación y de consolidación que el autor ha tenido que hacer con el cierre de esta trilogía. Recuerdo que esta amplia documentación es una de las cosas que las reseñas menos entusiastas remarcaron en su día, y, si bien entiendo que así sea, lo cierto es que a mí no me ha molestado. Es un tema que me gusta, al que tampoco es que me acerque habitualmente y quizá eso haya hecho que no me sienta saturada. Además le reconozco al autor el rigor con el que lo trata, lo que evita la sensación de estar leyendo un pastiche más sobre Dante y la masonería.
En cuanto a la evolución de los personajes, he encontrado un César valiente, al que no le ha temblado el pulso en hacer lo que la trama exige, por mucho que al lector y a mi en particular me haya partido el corazón. Una trama que no llega a ser intrépida pero que de otra forma, no te suelta, siguiendo un ritmo constante a pesar de la exigencia que también requiere para seguir algún punto del argumento.
Dejamos a nuestros amigos, porque así los considero, en una encrucijada sin saber muy bien qué va a pasar con ellos, con cierta sonrisa amarga. Por eso me alegro de haberlo leído cuando ya han publicado Konets que, espero, sea el broche de oro para el universo que ha creado César.
Besos