Esta es una de las entradas que más me gusta leer todos los años. El resumen, la reflexión de lo que hemos leído. El echar la vista atrás y hacer balance lector. Qué me gusta a mi una reflexión.
En 2018 he leído un total de 62 libros. No es mucho comparado con los números de otros blog, pero no me quejo en absoluto. La vida ha decidido coger velocidad y me enorgullezco de controlarla a ratitos.
Este año viene marcado por descubrimientos lectores a los que quiero seguir la pista como a Llucia Ramis, de la que ya me he comprado todo lo que ha publicado hasta el momento y que caerá en 2019, o Marta Orriols que ha llegado para quedarse en mi rincón lector. Seguí acercándome a mi gran descubrimiento de 2017, Laura Ferrero, de la que ya he agotado todo lo publicado. Ahora me tengo que conformar con sus textos en Instagram, se ha convertido en una de mis cuentas favoritas.
2018 también ha sido el año en que he leído más clásicos siempre de la mano de mi partner in crime Teresa, y espero que 2019 siga trayéndonos muchas lecturas compartidas más. He sido mucho más consciente de lo que leía, he tratado de no tiranizarme excesivamente con las novedades y dejar un tiempo prudencial entre su boom y mi lectura porque las expectativas me han jugado alguna que otra pasada. Esto no he conseguido arreglarlo. También me he dado cuenta que me encanta un buen thriller o una buena novela negra de vez en cuando, pero que me he vuelto una lectora más lenta, que disfruto mucho más de las lecturas intimistas, y que me estoy haciendo un master que bien podría llamarse "El amor en la literatura". Y tan bien, oiga.
Me he vuelto también algo tiquismiquis y tacaña con eso de las estrellitas, y de los 62 libros leídos sólo diez me las han arrancado por una u otra razón. Imagino que querréis saber cuáles, así que os los presento por orden de lectura.
Creo que pocos libros tienen una frase tan poderosa al inicio como la de Rebeca. "Anoche soñé que volvía a Manderley", y así, con algo tan sencillo como esto, Daphne consigue atraparte para no soltarte durante toda la narración. Y si bien la frase inicial se lleva la fama, lo cierto es que todo el capitulo inicial es de lo mejor que he leído hasta el momento. De hecho, cuando acabé el libro, volví a él y me pareció más maravilloso si cabe. ¿Cómo se puede contar tanto, desvelar tanto y tan bien, y aun así mantener la intriga en el lector? El primer capítulo es atmosférico, gótico, pura magia.
Kazuo sigue siendo uno de mis escritores favoritos. Los restos del día es la historia de las historias perdidas, todas esas sensaciones, sentimientos y vidas que decidimos no vivir, que ahogamos entre otras decisiones, que decidimos dejar atrás. Es una historia nostálgica, una novela que sin parecer que cuenta nada extraordinario, lo está contando todo. Es una historia de amor silenciosa, de amor a una profesión, de amor a una mujer, a un padre, de amor a una sociedad y a un modo de vida, pero a veces cuando amas tanto a tantas cosas lleva implícito renuncias. Y la renuncia siempre es triste, sobre todo para el que mira.
Como ya he dicho me gusta disfrutar de una buena novela negra. Si hay una serie de libros que me tiene absoluta y completamente enganchada es esta, la serie Bergman, nunca defrauda, y aunque es verdad que algunos libros no tienen tanto ritmo como otros, lo cierto es que saben mantenerlo estupendamente y que el interés por las investigaciones y sus personajes no decae en ningún momento.
La extraordinaria familia Telemacus es una novela plagada de humor bien hecho, una novela muy divertida y super disfrutable, donde el autor tampoco tiene miedo a tocar palos más sensibles y a jugar a los espías con el lector. A mi me encantó, y no dudo en recomendaros que os dejéis hacer el juego por esta familia tan especial. En verdad son extraordinarios.
Esta novela habla de la pérdida, de la unión con la tierra, con la posessió, el sentirnos parte de algo, de alguien, de la necesidad de tener anclajes, de tener donde regresar, del pasado, pero sobre todo Llucia Ramis nos hace entender entre risas nada forzadas y párrafos para enmarcar con un cierto deje muy intimista que también somos lo que hemos perdido. Desaprovechamos muchas cosas, pero por favor, no dejéis escapar este libro.
"La vida consiste en transitar de un espacio a otro sin golpearse. De esta frase tan bonita como ilusoria derivaría el supuesto de que uno puede escoger cómo no golpearse. Pero en el amor esa posibilidad no existe. Es por eso que está aquí este libro y es de esos golpes de donde surgen todas estas historias" MARAVILLA.
Betty Smith escribió una novela sobre los sueños, la lucha por conseguirlos, el sobreponerse a los duros golpes y las penalidades del día a día, y nos lo contó a través de los ojos de una niña que soñaba con prosperar mediante la educación, mientras leía en la escalera de incendios de su piso. Francie y su familia son personajes inolvidables.
Un mordisco en el corazón, eso supuso para mí Las tres bodas de Manolita. Un libro que me enamoró y que hubiera deseado que no acabara. Almudena me volvió a encandilar.
Como aprender a hablar con las plantas es una historia del tira y afloja que mantiene alguien acabado con la vida. Como es la búsqueda de un asidero, del seguir adelante, del aprender a vivir de nuevo sin esa persona, y los problemas que esto nos plantea, porque hacerlo, encontrar el motivo para seguir significa el dejar ir, y creo que eso es lo que más nos cuesta a las personas que hacemos del apego a las personas nuestra seña de vida.
Cumbres borrascosas recoge una de las historias de amor más desgraciada, obsesiva, fea, poco romántica y visceral de la literatura. Una historia de amor que generará en uno de los personajes principales un dolor y oscuridad indescriptibles, que le llevará a la autodestrucción arrasando con todo lo que le rodee sin importarle ninguna de las consecuencias y sin atisbo de arrepentimiento.
Y hasta aquí mi balance de 2018. Espero que el 2019 me depare muy buenas lecturas y que pueda compartirlas con todos vosotros.
Besos