Las tres bodas de Manolita de Almudena Grandes
Tusquets
768 páginas
MI OPINIÓN
Un mordisco en el corazón, eso ha supuesto para mí Las tres bodas de Manolita. Un libro que me ha enamorado y que hubiera deseado que no acabara. Almudena me ha vuelto a encandilar. Leerla es volver a casa, es un chocolate caliente entre mantas en una tarde de otoño. Eso es lo que siento cuando la leo.
Descubrí a Almudena Grandes gracias a mi tía Reyes. Es su escritora favorita, y con el tiempo pasó a ser también una de las mías. Los Episodios de Una Guerra Interminable es una de las series de libros que espero con más ansia. Hace cuatro años me regaló Las tres bodas de Manolita y decidí dejarlo para otoño, que es mi estación favorita y porque siempre he relacionado a Almudena con él. Al final han sido cuatro otoños los que le he hecho esperar. Y la espera ha merecido mucho la pena.
Unas multicopistas tienen la culpa de una de las historias de amor más bonitas que he leído nunca. Manolita, hermana de un comunista convencido vive los primeros años de la guerra civil española entre las reuniones clandestinas que se celebran en su casa. Se ha ganado el apodo entre los amigos de su hermano de "La señorita conmigo no cuentes" puesto que nunca se ha querido involucrar en política. Sin embargo con la toma de Madrid y el comienzo de la posguerra, no le quedará más remedio que hacer frente a una multitud de problemas que se le irán planteando día a día, con la sensación de que Dios, no sólo aprieta si no que también ahoga.
Pasará los días entre los múltiples trabajos que tendrá que coger para poder sacar adelante a esa familia de la que se ha convertido en cabeza sin que sea el tiempo natural para ello. Comenzará así mismo una rutina de visitas a la cárcel de Porlier, primero para visitar a su padre y después a Silverio, un joven más bien feo, que es todo un prodigio con las máquinas, y al que el destino le unirá irremediablemente.
Las tres bodas de Manolita es la historia también de los niños esclavos del fascismo, hijos del enemigo que redimían las penas de sus padres, trabajando sin salario en colegios de órdenes religiosas y de las familias que vivieron en el Cuelgamuros o El valle de los caídos mientras sus maridos, o padres participaban en la construcción del mismo mediante trabajos forzosos. Ambas historias me han fascinado ya que no conocía absolutamente nada de esto, antes de leer esta novela.
Como digo, me ha encantado regresar a las letras de Almudena Grandes, leerla es una sensación reconfortante, a pesar de la dureza y crudeza de los hechos que relata. Siento sus libros como un abrazo. Deseando hacerme con Los pacientes del doctor García, aunque ya voy avisada que no es como su predecesora.
Besos